Existen razones de por qué los públicos, piezas y eventos en el mundo del arte parecen tener cierta sincronía con aquellos referentes al mundo de la moda; encontrarnos con agendas llenas y los ojos puestos en las pasarelas, bienales, ferias de arte y lanzamientos de campañas en específicas fechas durante el año, va más allá de un ciclo de meras coincidencias.
Llámese un sistema económico o un esquema de consumo, en la actualidad existen propuestas que alimentan la contemporaneidad y las aproximaciones entre estas dos industrias, difuminando cada vez más las barreras entre el mundo del arte y la moda, así que con justa razón vemos aproximaciones tan cercanas que podrían pasar por la misma. Lo cierto es que el arte no es moda, y la moda no es arte, pero caminan juntas.
Material Art Fair (MAF) es un propuesta alternativa a las ferias de arte ‘elitistas’ que tienen precios más que disparatados y un cuestionable impacto artístico por parte de las piezas exhibidas.
Notamos aproximaciones de arte-moda en más de una pieza, pero no sólo eso como es evidente. Empecemos por citar la enorme cantidad de piezas con soporte textil que abundaron en la feria.
Piezas como lo son grillos construidos a base de bolsos de marcas de diseño, otros objetos como portadas de revista de moda intervenidas, pinturas hechas a base de productos belleza, zapatos de tacón cubiertos de cemento, camastros con modelos impresas en ellos, y relieves escultóricos que toman como tema el manicure, y un sinfín de obras que nos impulsan a re-pensar el impacto que tiene todo lo que consumimos y cómo puede llegar a ser interpretado desde distintas plataformas.
Por último siempre queda lugar para aquellas galerías o piezas que se promueven a través de bolsos, playeras, joyería, pulseras demás productos que eventualmente terminarán complementando nuestros atuendos, identificándonos como consumidores de arte y que por supuesto están más cerca de nuestra realidad económica, de lo que pudiese estar cualquier pieza de Louis Vuitton.
Y así el espiral que relaciona la industria de la indumentaria con la industria de la obra de arte continua dando vueltas inesperadas en una sociedad en la que la imagen aún lo es todo, ajustándose a nuevos modelos de producción y promoción, a nuevas realidades económicas. Ya sea que lo veamos desde la necesidad de promoverse en un mundo más que globalizado, desde la vinculación de proyectos independientes de distinta índole, o desde la crítica y cuestionamiento al sistema de la imagen y su aplicación en el cuerpo. Inevitablemente estas dos esferas continuarán bailando la una con la otra apresurando cada vez más el ritmo para encontrar nuevas formas de encontrase.
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