Por: Miroslava Valdovinos
Alessandro Michele, director creativo de GUCCI, de nuevo prueba que no conoce límites… Este jueves se presentó la nueva colección crucero 2017 de la firma, en Londres.
¿El escenario?
La espectacular iglesia La Abadía de Westminster, de más de 700 años de antigüedad, donde se coronó a la Reina Virgen en el año 1559 y, en 2011, el príncipe Guillermo contrajo matrimonio con Kate Middleton. Se considera uno de los edificios góticos más importantes de Inglaterra y una de las iglesias más históricas del mundo, esta ha abarcado 16 bodas reales y cada coronación desde Guillermo el Conquistador en 1066.
A pesar de que la Abadía alquila seis de sus espacios para reuniones, recepciones y eventos – incluyendo su cafetería, terraza etc., el lugar cuenta con una serie de restricciones a las que los eventos de moda no están acostumbrados. Estos incluyen ninguna mención en las redes sociales antes del evento, hablar en voz baja, abstenerse de fumar en cualquier lugar de la propiedad, y una gran limitación para el uso de teléfonos celulares durante los espectáculos.
El show estuvo acompañado por una banda de coro que incluyó una versión inquietante de la balada tradicional inglesa “Scarborough Fair”, todo logrando el equilibrio perfecto para amplificar las emociones del desfile y agregarle un toque dramático. Inspirado por el icónico legado de la moda del país, Alessandro mostró en su estilo desquiciante y tan conocidamente colorido desde faldas escocesas y punks, a estampados de damas victorianas, perros ingleses y coronas.
“Me encanta la estética de este país, la cultura del inglés representa de una manera muy cercana mi hermoso caos“, dijo entre bastidores.
Reconoció que él pensaba que estaba soñando cuando Westminster se consideró como un posible lugar para el show.
“Es una locura, porque creo que sólo en Londres puede decir una iglesia que -sí- a un desfile de moda. Estaba buscando un lugar que representara el espíritu y el alcance de la belleza y Westminster Abbey es algo muy romántico a su manera; es un tipo de lugar desconocido con influencia gótica y llena de historia“, continuó.
Los huéspedes estaban sentados sobre cojines de terciopelo con borlas y tapices bordados con flores, gatos, conejos y tigres, todo para volver a este desfile como una experiencia sin duda inolvidable para la cultura británica y el mundo de la moda.