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por Alberto Rebelo

Desde que Alessandro Michele tomó las riendas de Gucci en 2015, un criterio colectivo comenzó a construirse en torno a la concepción de la nueva imagen de la firma italiana; desde entonces, y tras la presentación de cada propuesta y cada colección, el mundo se conmociona cuando los diarios de moda hablan de lo nuevo de Alessandro.

Más allá de los cuestionamientos sobre si gusta o no, o sobre lo mucho que Gucci ha cambiado en los últimos años, nadie puede negar que la estética del Gucci de hoy en día es bien conocida, y que Alessandro tiene una forma única de reinterpretar el pasado. Hoy es fácil encontrarse con una colección de “x” diseñador inspirado en los 70, y enunciar algo como: “se ve muy Gucci” o hacer el comparativo directo con dicha marca; pues si bien es cierto que la apropiación cultural es un fenómeno que nos pertenece a todos, y de cierta forma determina muchas de las prácticas creativas de nuestra época, el valor intrínseco de una propuesta no se centra en “a qué se parece”.

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De entrada no, esto no es Gucci, ni se ve estrictamente Gucci, se trata de la colección Spring/Summer 2019 de David Hart, un diseñador estadounidense graduado del Fashion Institute of Technology con especialidad en trajes de noche y sastrería, diseñó para Tommy Hilfiger y Ralph Lauren y en 2015 fue nombrado por GQ como uno de los mejores nuevos diseñadores de ropa masculina en Estados Unidos, mismo año en el que Alessandro fue nombrado el mejor diseñador internacional según los British Fashion Awards, a la par que debutaba para la firma italiana.

No se trata de hacer un comparativo pretencioso, o definir quién lo hizo primero, o a quién le pertenece la estética, sino pensar que en este juego de los revivals y las apropiaciones, se vale caer en similitudes, y es tarea de todos nosotros entender de dónde vienen las cosas. La colección de David Hart, regresando al tema, está inspirada en un escándalo situado en los años 70, precisamente en el Watergate, en la ropa que se vestía cuando uno de los escándalos políticos de la época manchó la imagen del presidente Richard Nixon, también trabajó en colaboración con la marca Céleste Mogador, responsable de los bordados que ornamentan la colección. Por otro lado, la misma firma Gucci parte de una estética que bien podría entender tu abuelita, y no ha hecho nada genuinamente nuevo, hace un año @diet_prada habló de una chaqueta idéntica a la de Dapper Dan, si no tuviéramos internet hubiéramos pensado que Gucci la inventó, pero no, la relación entre el diseñador famoso por adaptar logos de marcas de lujo a sus prendas y la firma es mucho más estrecha de lo que pensamos, hoy @diet_prada hizo lo suyo con ésta. Es cierto que la línea entre la inspiración y la copia es muy delgada, y que siendo rigurosos, hay prendas con una similitud muy sospechosa, pero si nos detenemos a indagar un poco, todo se resume en la intención de los creativos de cada marca.

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Para no ahondar en más en el tema, por ahora. Esta reflexión es una invitación a indagar mejor en los conceptos y las propuestas, y desprendernos de la idea de que una tendencia tiene que ser exclusiva, y así adentrarnos en el trabajo preciso de quien las retoma, si bien, es innegable que existen copias fieles como la piratería, u homenajes casi literales; queda abierta la invitación a despegarnos del comparativo directo y permitirnos desarrollar una mirada más crítica en torno a la moda.

Esto no es Gucci, ¿entonces qué es?