por Prett Rentería
Después de una larga caminata a través de los sofisticados y estilizados edificios de avenida Reforma llegué al MAM, que para mi sorpresa exhibía una muestra de numerosos artículos de diseño hechos en el México de los 40 y 80, entre los cuales se podían observar electrodomésticos, bisutería, telas e incluso un automóvil eléctrico. La tipografía del texto curatorial y demás fichas técnicas era alusiva a la temática de la exposición, un aire de los años setenta en contraste con la austera arquitectura del museo; todo esto a cargo de Iñaki Herranz, historiador de arte y museólogo por La Sorbona.
Según explican Herranz y Aldo Solano, la intención de dicha exposición es acercar al público los vestigios de una época que se caracterizó no sólo por fomentar y patrocinar la manufactura mexicana, sino también por alentar la creatividad de las incipientes escuelas de diseño gráfico/industrial en la capital del país; y el epítome de tal fenómeno fue la fecundidad imaginativa plasmada en la parafernalia de los Juegos Olímpicos celebrados en 1968. Cabe mencionar que incluso se construyó una Villa Olímpica especialmente para hospedar a los árbitros y jueces que, posteriormente, fue vendida departamento por departamento.
El “boom” causado por el nuevo interés en el diseño gráfico logró permear la fabricación de muebles, tapicería y revistas especializadas en arquitectura y diseño: la vanguardia había llegado para quedarse. Es importante señalar que el uso del plástico (previo a la gran crisis petrolera de 1973) fue una constante en cada artefacto que se elaboraba: las transparencias, los colores vibrantes y la psicodelia fueron el símbolo de un México moderno.
Fuimos modernos. Diseño hecho en México 1940-1980 estará en el Museo de Arte
Moderno hasta el 2 de septiembre de 2018.