Por Cyn Maya

10 de julio, 2019

Mi primer acercamiento hacia Rosalía, fue hace unos dos años, estaba haciendo scroll en timeline de facebook cuando encontré el video que había hecho para el track De plata. Lo vi y pasaron dos cosas: me volví fanática del styling que le habían hecho y dos: me enamoré de su voz. Además la estética del video es increíble, colores brillantes, contrastes muy marcados que resaltan la figura de esta joven española que le ha robado el corazón a más de uno (incluyéndome, obviamente). Debo confesar que vi ese video hasta el cansancio, soy esa persona que escucha una canción hasta arruinarla. Así soy de aferrada.

Un año después, todos escucharíamos por primera vez Malamente, el primer sencillo de la Rosalía, que más tarde formaría parte del tracklist de El Mal Querer, segundo álbum de la artista.

 Fue entonces cuando todo explotó.

 De pronto ya todo mundo escuchaba a esta jovencita experimentar con flamenco y otros géneros musicales como, la electrónica, el trap, el pop, incluso más tarde, el reggaetón. Solo que no era solo experimentar por el puro placer de hacerlo, su propuesta consistía en sacar de ciertas zonas de confort los géneros que por muchos años todos hemos estado escuchando, ya sea directa o indirectamente.

Muchas cosas me sorprenden del trabajo de Rosalía, una de las que más, es que El Mal Querer fue su proyecto de tesis. Mientras muchos de nosotros luchamos por terminar la nuestra que parece no tener nunca fin, Rosalía creaba -en mi opinión- uno de los mejores álbumes de 2018, el mismo está basado en un texto llamado Flamenca, el cuál trata sobre una mujer que se enamora de un hombre y se casa con él, teniendo lo que muchos ya bien conocemos como una relación tóxica, donde hay celos, maltrato, etc.

 Lo que creó Rosalía, va más allá de un álbum. Es una propuesta con un hilo conductor que nos lleva por toda la historia de amor y maltrato que sufre la protagonista de El Mal Querer. Pero también nos habla de cómo la protagonista del álbum logra salir de un infierno. Durante los once tracks que lo integran somos testigos de cómo esa mujer se libera, no sin haber sufrido y haber sentido un dolor inimaginable. La acompañamos durante todo el terrible proceso de aceptar el fracaso de un amor, pero que dentro de todo el dolor y sufrimiento, encuentra la felicidad con sus hijos y aprende. Y que a pesar de la experiencia traumática, acepta la realidad y nos dice que no cambiaría nada, porque pese al dolor, se encontró a sí misma y aprendió a reconocer su propio valor.  Es de esos pocos trabajos que actualmente, son, realmente una composición entera. Obras que pueden y deben ser escuchadas con atención, con cuidado y permitir que nos lleven a la reflexión.

 La Rosalía llegó a sacarnos a todos de nuestra zona de confort, a sacarnos del pop que estamos acostumbrados a escuchar, del trap que se viene escuchando de unos cuantos años a la fecha. Vino a que nosotros mismos nos cuestionáramos lo que estamos acostumbrados a consumir como música. No precisamente porque sea bueno o malo, sino nos hizo darnos cuenta de que todas esas cosas que ya existían, pueden juntarse, evolucionar y convertirse en algo mucho mejor.

 Pero hablemos de su voz. Sabemos ya de sobra que las melodías, la música, las armonías son un trabajo brillante de ejecución y composición. Pero nada serían sin la voz de la española. Una voz que en varias ocasiones me hizo preguntarme si quería cantar y bailar o de plano ponerme a llorar. Rosalía, sabe cómo hacer que se erice la piel, sabe hacernos explotar el corazón. Sabe cómo suena una voz desesperadamente enamorada, basta con escuchar su colaboración con James Blake en Barefoot in the Park, en ella nos dice:

“si te apartan de mi vera

y te tuviera que encontrar,

hasta allá te encontraría

como el río va a la mar”

 Y lo sentimos, nos proyectamos en su voz, nos vemos en su desesperación ante la idea de que la separen de su amor.

 En Pienso en tu mirá vuelve esa desesperación pero ahora por celos. Un sentimiento enfermizo de perder a quienes amamos. De que alguien venga y nos arrebate lo que es nuestro.

“Y del aire cuando pasa

Por levantarte el cabello

Y del oro que te viste

Por amarrarse a tu cuello

Y del cielo y de la luna

Porque tú quieras mirarlo

Hasta del agua que bebes

Cuando te mojas los labios”

 Celos enfermizos, cegadores y sofocantes que nos hacen ahogarnos en nuestras propias emociones, que nos vuelven locos y la única manera que vemos en ese momento de desesperación es gritar, gritar de terror ante la posibilidad de que algo o alguien más se acerque siquiera a nuestro ser amado.

 Llegó el 2019 y con él, Con altura, un reggaetón que a muchos nos puso a bailar, incluso a algunos a quienes jamás creí que pudieran gustar del género. Es un track de orgullo, de fuerza, de poderío. Fue compuesta en colaboración con J Balvin y El Guincho, quien también fue coproductor de El Mal Querer. Con altura se trata de vivir libre, de gozar y hacerlo bien. Y por más que queramos pensar que es un reggaetón más, sabemos que Rosalía no va a andarse con pequeñeces y nos da un track lleno de referencias, tanto a su tradición, como a los géneros musicales que han sido su influencia como la música latina y otros cantantes que ella admira como Héctor Lavoe.

 Un año después de haber lanzado Malamente, la Rosalía lanza Aute Cuture. Un sencillo en el que podemos escuchar y sentir que la artista se acepta exitosa, poderosa, grande, fuerte. Tanto lo transmite que nos contagia y al escuchar el track nos invade el orgullo, el porte y la energía.

Podríamos pensar que Rosalía lleva poco tiempo en el mapa, pero por mucho o poco tiempo que lleve aquí, es una artista completa, que no ha dejado ningún cabo suelto, que nos ha regalado uno de los mejores álbumes en muchos años, que nos ha dado empoderamiento femenino y mucho orgullo. Que nos ha hecho cuestionarnos todo, hace que pongamos en duda lo que hemos pensado hasta el día de hoy sobre lo que escuchamos y qué tanto podemos empezar a expandir esos horizontes.

 No sé ustedes, pero yo me muero por seguir viendo cómo crece esa chica morena de ojos grandes y uñas extravagantes. Me urge con ansia loca seguir escuchando su música, su voz y ver con qué otros artistas colabora.

 Rosalía, a mi parecer, es una artista que necesitábamos, pero no lo supimos hasta que la escuchamos llegar con sus palmas y gritando: tra tra!

¡Madre mía, Rosalía, bájale!