Por Cyn Maya
Godamn, man-child
You fucked me so good that I almost said “I love you”
Así comienza, Norman Fucking Rockwell, primer sencillo, mismo que le da nombre al más reciente álbum de Lana del Rey. Desde esos primeros minutos en que comienza este track, es notable, que Lana del Rey ha cambiado, ha crecido y más importante: se volvió consciente de la realidad.
En cierta forma, podríamos decir que “se resignó”. Pero ese acto de resignarse no precisamente lo digo como algo malo. Al contrario. A lo largo de todo este álbum, el mejor, en mi opinión (líricamente hablando) de toda su carrera, nos va contando cómo ha crecido en muchos aspectos de su vida, ha encontrado estabilidad y felicidad e incluso cómo ha ayudado a otros con base en las experiencias que ella misma ha vivido. Es decir: la resignación como acto de plantarse en la realidad, no solo en la propia, sino en la realidad de la sociedad en la que vivimos, en la de su país y por supuesto, en la del amor.
Finalmente, Lana dejó de soñar con un chico al estilo James Dean, el día de hoy sabe que eso no existe, ya no se muere de amor, ya no vive en un verano eterno de tristeza. El día de hoy se ha dado cuenta que por mucho que los demás con quienes nos relacionamos se formen una idea de cómo somos y qué esperar de nosotros, nada es más importante que ser conscientes de lo que somos de verdad. Porque Lana sabe, que la gente nos mira con los ojos de las experiencias que les han tocado vivir, con los ojos de su propia realidad… pero eso no significa que esa sea necesariamente nuestra.
Norman Fucking Rockwell también es aprender a reconocernos, darnos el crédito de haber aprendido y haber llegado a donde estamos… en la calidad en la que hayamos llegado. Porque eso si, nadie llega ileso a ese ideal llamado madurez.
Sonoramente es un álbum lleno de referencias a trabajos anteriores de la cantante (“Born to Die” y “Ultraviolence”), pero lo es también a otros músicos como Leonard Cohen y Stevie Nicks. Cada track suena como si se estuviera despidiendo, como si estuviera marcando el fin de algo en cada canción.
Hacía falta que alguien lo dijera, que alguien viniera a tomarnos de la mano y nos regresara al suelo y nos ayudara a plantarnos en él, aunque duela… aunque duela mucho.
Pero creo que es mejor levantarnos así, siendo conscientes de la realidad en la que vivimos, interna y externa. Y entonces continuar con nuestro camino, pero sabiendo que las cosas no son de color rosa. Que de vez en cuando la gente que nos encontremos nos va a generalizar, se va a hacer una idea de quiénes somos, que nuestra sociedad cada día, va a fracturarse más y más… y será entonces, cuando nosotros tomemos la decisión de seguir viviendo bajo los estándares de una falsa ilusión o de la realidad.
Sólo recuerden: Lana knows best.