Por Cyn Maya
Pocas cosas he encontrado a lo largo de mi vida con las que puedo encontrar un poco de calma, algo muy similar a la serenidad… y conste que estoy consciente y he vivido en carne propia lo difícil que puede resultar llegar a tal estado.
Una de ellas la encontré el día que escuché por primera vez la música de Ryuichi Sakamoto, compositor japonés cuya música ha sido el acompañamiento de cine clásico de su país, pasando por The Revenant de Alejandro González Iñárritu, Call me by your name de Luca Guadagnino, hasta “Smithereens”, el segundo capítulo de la más reciente temporada de Black Mirror. Acompañado de una orquesta o en solitario, el trabajo de este japonés ha forjado las bases de músicos como Arca, quien también ha hecho remixes de su trabajo, así como Electric Youth e Yves Tumor.
Pero hablando en un sentido un poco más metafórico, la obra de Ryuichi Sakamoto va más allá de la musicalización de películas. Su trabajo es un estudio de emociones humanas, fenómenos naturales comunes como la lluvia. Cada pieza consta de capas y capas de textura que lejos de confundirnos o incomodarnos nos invitan a entrar en una experiencia sensorial de diferentes sonidos y armonías.
Me atrevo a decir que cada vez que lo escucho la experiencia va más allá del oído, es tangible, es visual. Piezas como “Germination”, “Rain” o “Amore” son sólo muestras de cómo es posible para el artista llevarnos por diferentes emociones, ambientes y escenarios.
Y así como con las emociones, su música llega para invitarnos a la reflexión, de nosotros mismos, de nuestro entorno y del tiempo. Cada capa y cada sonido hacen más llevadero el proceso de análisis que todos hacemos cuando se acerca el final del año, cuando la lluvia del verano comienza a terminar para dejar entrar al frío que acompaña ese final que nunca queremos que llegue. Todos esos sonidos mezclados con una finura casi perfecta se van acomodando a esos altos y bajos por los que atravesamos cuando estamos cerca de un fin y al mismo tiempo de un inicio. Sonidos que se mueven con nosotros al compás de las olas que existen en nuestra mente, unas veces más calmadas y otras, golpeando con furia todo nuestro ser.
Si al inicio de este texto pensaste que estaba por hablarte de un músico para “relajarse”, te equivocas. El arte de Ryuichi Sakamoto es ese tipo de estímulo que muchas veces necesitamos para dar ese paso que tanto miedo nos da, esa decisión que nos negamos a tomar, esas emociones que nos empeñamos en ocultar. Es ese empujón que no queremos pero que necesitamos para seguir adelante, es dejar fluir emociones y recuerdos para poder sentirnos mejor, más libres y hacer espacio para otras emociones, otros recuerdos, otro tiempo.