Texto y fotos por Cyn Maya

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Desde hace poco más de dos años comenzó mi amor por la música electrónica y el ambient music, muchos podrán decir que siguen este tipo de géneros por la adrenalina, por la euforia. Honestamente, yo lo empecé a seguir por la tranquilidad, por el equilibrio que me ha hecho sentir.

Lograr que tu propio pulso se ponga al nivel de los latidos de cada track de este tipo de música es una experiencia sumamente íntima que requiere de concentración y entrega, esa misma entrega que muchos tuvimos la oportunidad de sentir este sábado 5 de octubre en el parque Bicentenario, al poder vivir al fin la experiencia de la primera edición del Festival Sónar en nuestro país.

Yo no podía con la emoción de asistir a este festival, necesitaba con muchísima urgencia que sucediera, mi ansia de ver a algunos de mis DJ’s y productores favoritos estaba siendo muy difícil de contener.

Así pues, me hice el propósito de llegar desde que iniciara el festival para poder apreciar todo y conocer la mayor parte de las propuestas que estarían presentes en cada escenario. Definitivamente fue un proyecto bastante ambicioso que me dejó exhausta al finalizar el evento, pero con el alma satisfecha y el corazón encendido.

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Desde la entrada del recinto ya se podía escuchar en las bocinas colocadas a lo largo del camino hacia los escenarios, piezas de ambient music; conforme uno iba avanzando se podían distinguir los tres escenarios (Sónar Club, Sónar Lab y Sónar Dome) que más tarde albergarían a todos los fans y a diversas propuestas de lo más representativo de la música de avanzada.

Conforme iba comenzando la tarde el parque Bicentenario se fue llenando de cientos de fans emocionados por ver a sus artistas favoritos, por vivir y conocer la experiencia de asistir a este festival barcelonés en nuestra ciudad.

El cartel de este año me pareció una gran elección de artistas, la curaduría del mismo contaba con propuestas sólidas e interesantes de lo que ha caracterizado a este festival desde sus inicios en los años 90. Artistas de la talla de Richie Hawtin Close, Charlotte de Witte (ganadora del premio al mejor Techno 2019), Bonobo, BADBADNOTGOOD y por supuesto, propuestas nacionales como André VII, Roderic, Zombies in Miami, por mencionar solo algunos nombres de la riquísima variedad que trajo esta primera edición del festival.

Honestamente, no pensé salir tan satisfecha de este festival, anteriormente había ido a otros festivales que apenas van comenzando y cuya organización y propuesta dejan mucho qué desear dejándome prácticamente sin ganas de volver. Sin embargo, Sónar México tuvo grandes puntos fuertes y que sin duda, me harán volver sin dudarlo a su siguiente edición. Detalles como la variedad de bebidas que se podían encontrar en los diferentes puntos de venta en el festival, lo cual más de uno agradecimos, de igual forma, la ubicación de los escenarios era fácil de localizar y el audio de cada uno no interfería con el siguiente. Todos los escenarios fueron techados, lo cual creo que fue bastante prudente, teniendo en cuenta el clima que hemos tenido las últimas semanas en la ciudad. La agilidad para comprar cualquier cosa dentro del festival fue bastante buena, ya fuera comida, bebida, mercancía oficial, incluso para recargar la pulsera cashless. Los vasos re-utilizables que se vendieron durante el festival fue algo que no esperaba ver pero que me pareció un detalle muy consciente en un evento donde es inevitable el sobreuso del plástico, estos vasos tuvieron un costo, mismo que podía ser reembolsado al regresar el mismo al final del festival.

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Y sobre todo: la música. Desde el inicio del festival ya se podía sentir el comienzo de una fiesta que duraría más de doce horas (de las cuáles aún me estoy recuperando).

Los actos más representativos de la noche para mí fueron sin duda el ensamble canadiense de BADBADNOTGOOD con una ejecución impecable y un sonido conmovedor. Bonobo creo que fue una fiesta imparable de buena música perfectamente bien curada y mezclada, sin duda uno de mis DJ’s y productores favoritos no podía decepcionar, sus visuales impresionantes fueron el acompañamiento perfecto de un set lleno de energía y luz.  Skepta fue una explosión de energía y baile que en algún momento fue acompañado por Charlotte de Witte, quién más entrada la noche, daría uno de los sets más poderosos de todo el evento. Daniel Avery y Mall Grab fueron dos sets que marcaron el inicio de los actos más fuertes de todo el cartel, para finalizar con el set de Richie Hawtin, quién demostró tener una maestría y fineza en el techno. Presenciar este show fue de las experiencias más intensas de todo el evento.

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Claro que hubo detalles no tan afortunados como la insuficiencia de baños, ya entrada la noche era demasiado tardado hacer fila y volvía muy complicado que todos pudieran ver los sets que habían ido a ver. El Sónar Club, desgraciadamente, en varias ocasiones estuvo mal ecualizado, para el caso de BADBADNOTGOOD, sin embargo creo que lo más grave fue que en dos ocasiones, durante los sets de Roderic y Richie Hawtin, el audio definitivamente detuvo por completo ambas presentaciones, causando gran descontento en el público, quienes pese a todo, aplaudieron con amor a los artistas y esperaron pacientemente a que retomaran el curso de su presentación.

Aún así, creo que son detalles que definitivamente son mejorables y que estoy segura, será difícil que se vuelvan a repetir.

 Yo no puedo esperar para ver qué es lo que viene para este festival, que en mi opinión, está por convertirse en uno de los eventos más queridos de nuestro país y que cada año esperaremos con mucha emoción. Si me preguntan, me encantaría ver figuras como Paul Kalkbrenner en algún cartel próximo del festival… y ojalá fuera pronto.

El dancehall más grande del mundo: Sónar