Por Cyn Maya

Art cover.
Art cover.

Art cover.

Pocas veces a lo largo de mis cortos (o largos) 29 años, me he sentido atraída y cautivada por un ser humano. Al grado de seguirlo como si fuera un mosquito persiguiendo desesperadamente la luz. La mayor parte de las veces que me ha sucedido, esas experiencias se han ido quedando conmigo hasta el día de hoy, permitiéndome fluir, ser y sentir la vida y la música de maneras distintas.

Si bien la vida tiene altas y bajas (en ocasiones más bajas que altas), siempre es maravilloso contar con un sonido que vaya a la par de esas subidas y bajadas, de la tristeza, la ansiedad, de la euforia, la felicidad.

Hace tan solo unos años que la carrera de FKA Twigs despegaba con “Hide” con su primer EP y honestamente jamás me imaginé todo lo que vendría después, la experimentación, el crecimiento, la maduración de un proyecto. De pronto creí que seguiría escuchando por mucho tiempo su sonido hacia el trip hop y de pronto más industrial, así que no pude ver venir lo que hace una semana se convirtió en Magdalene, el nuevo álbum de la cantante.

Magdalene es su primer álbum de larga duración, producido ni más ni menos que por Nicolas Jaar. En él, podemos escuchar una FKA Twigs que tomó todo lo que ha venido haciendo desde el año 2012, haciéndolo suyo, experimentándo y moldeándolo a su manera, para así, llegar a lo que hemos podido escuchar en los últimos días. Magdalene es una masterclass de cómo debe hacerse el pop, tomando como base diferentes géneros y sonidos,  sin miedo a caer en un sonido demasiado experimental, sino dándole la vuelta completamente y dándonos como resultado uno de los mejores álbumes pop de este año.

Sus interpretaciones también han ido pasando por diferentes cambios y evoluciones, de la danza contemporánea al voguing luego al hip hop y más recientemente al pole dance. FKA Twigs plasma tanto en su música como en su performance, la teatralidad que expresa con su voz, unas veces más dulce y otras más violenta. Sin dejar de empatizar con esas emociones de altas y bajas que nos acompañan siempre.

Magdalene toma como inspiración a María Magdalena. Twigs, egresada de una escuela católica, se basó en la vida de este personaje de la historia y en la percepción arcaica que se ha tenido sobre la mujer desde hace muchísimos años, de un ser inferior y oprimido. Así que de cierta forma, este álbum es una respuesta y una réplica a lo que por años se ha creído de este personaje y de las mujeres. Magdalene pretende hacernos ver que su personaje central no era solo lo que el hombre ha querido convencernos que fue, sino mucho más que eso, una mujer sabia, mística y sanadora e incluso la confidente de Jesús.  

Portada del álbum.
Portada del álbum.

Portada del álbum.

Sin duda, es el mejor trabajo hasta ahora de la artista, un álbum lleno de texturas y sonidos que nos llevan de la mano a través de las historias relatadas en cada track. Es un álbum que puede contarse como un libro. Cada track consta de un inicio, un desarrollo, un clímax y un desenlace que eriza a todo momento la piel de quien lo escucha.

Es una invitación a bajar la guardia de nuestro cuerpo y alma para permitirle a esta chica inglesa que haga con nosotros lo que quiera, que nos mueva, nos toque y nos llene de algo que nos haga sentir vulnerables por un momento o por el tiempo que sea necesario.

Magdalene: el conmovedor nuevo álbum de FKA Twigs