¿Existen los ojos color ópalo? Lo dudo, lo dudo, lo dudo Ivan Renato Valdelamar
Texto: Liana Vázquez
Retrato: Sergio Romero
Ilustraciones cortesía de Ivan Renato Valdemar
Yo no conozco a Ivan Renato Valdelamar. Digamos que hace tiempo, en una exposición, vi dos o tres dibujos suyos y que anteayer volví a escuchar hablar de él. Entonces se me antojó escribir algo sobre su obra, porque sus dibujos me recuerdan inevitablemente a un amigo que dejé en Cuba. Mi amigo dice que dibujar es un acto de liberación. Me atrevo a pensar que Iván Renato piensa lo mismo, y que mientras llena de trazos un papel va siendo más él que nunca. Esto no lo sé de cierto, sólo lo pienso. Ivan Renato en sus dibujos mezcla ideas, personajes, experiencias, relaciones y construye escenas vívidas (¿acaso reales?) que lo acompañan y estructuran su cabeza. Son escenas pequeñas, a veces simples garabatos.
A una mujer moribunda la acompañan siete arañas de Louise Bourgeois. La vigilan, la cuidan. Para la escultora, la araña era una metáfora referente a su madre tejedora, ‘’el hilo de la vida’’ dijo alguna vez. Para el dibujante, quizás las arañas representen un vínculo familiar que no se rompe, una cercanía que deviene inevitable. También dibuja escenas sexuales; pinta el éxtasis de color rojo. Pareciese que habla de esa dicotomía placer/dolor por muchos conocida. Su rojo florece y parece que grita. A veces también dibuja a un pez con nombre de piedra. Es su pez muerto. Muchos de los dibujos donde está Ópalo tienen textos. Textos que me recuerdan algunas obsesiones de mi amigo. Que el sol regrese y el mal se olvide, dice uno; mi trabajo no es sobre ser artista, es acerca de vivir, de la vida, otro; no quiero volverme famoso hasta que me muera, un tercero.
El último dibujo de Ivan Renato que vi es una mujer que llora, la dibujó sobre otra imagen y los ojos se enrarecen. Es como si quisiera ocultar la mirada de los ojos que ahora sollozan. Un trozo de papel dorado hace de corona y debajo un fragmento de una canción de Los Panchos, quizás una de las canciones más tristes de mundo. Ese dibujo me angustia y me encanta a la vez, como la serpiente que sale de la canasta con el sonido de una flauta. Mi amigo también dibujaba a su gato, casi todos esos dibujos tienen texto. El gato de mi amigo se llamaba Otis y no estoy segura, pero creo que sus ojos eran como dos ópalos.