Por Cyn Maya

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El dolor es una de las emociones más poderosas que existen, o al menos eso es lo que siempre he creído. Gracias a él se han escrito innumerables textos, canciones, etc. Todos hemos sufrido (en algún punto de nuestras vidas) algún tipo de dolor, ya sea por la pérdida de alguien cercano o por una pérdida de alguien que sigue ahí, pero no con nosotros, por un fracaso, una frustración.

Hace un par de semanas, pudimos escuchar al fin el nuevo material de Nick Cave & The Bad Seeds, Ghosteen, el primero desde el fallecimiento de su hijo Arthur, de tan solo 15 años.

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Ghosteen es, básicamente, el retrato del dolor, de la pérdida individual, la representación del duelo personal y el colectivo. Es un álbum que está construido a base de sintetizadores, pianos y sonidos electrónicos, pero sobre todo, de la voz entrecortada de un Nick Cave que está tratando de lidiar con su dolor, con su pérdida.

Es prácticamente imposible, no apropiarse de este álbum, del sufrimiento del cantante que a su vez somos nosotros; el sonido atmosférico que reina a lo largo de los once tracks que lo conforman nos envuelven y pasamos de ser simples escuchas a convertirnos en un elemento más de la composición, esa parte que necesita dejar salir el sufrimiento para poder seguir adelante.

Porque ¿cuántos de nosotros no hemos sufrido una pérdida? Ya sea de alguien cercano, alguien que no va a volver jamás… o peor aún, la pérdida de alguien que sigue ahí, pero no con nosotros. El duelo de ambos tipos de pérdida al final no es tan distinta.

Si bien no es el mejor álbum de Nick Cave, creo que en cuestión lírica sí es uno de sus mejores trabajos. Sus letras y su voz, en momentos entrecortada, logran transmitir la locura que somos capaces de sentir ante semejante dolor. Es un álbum que nos refleja como un espejo, en esos momentos en los que nos sentimos al borde del abismo.

Ghosteen es la exploración de todas las emociones que rodean el dolor y el duelo. El enojo, la furia, la resignación, la negación, la locura. Es un álbum que nos invita a vivir esas emociones, sentirlas, volvernos uno con ellas para que algún día, podamos dejarlo ir, o al menos ser capaces de tomar ese vacío en el pecho y ponerlo en algún lugar de nuestro ser, donde ya no nos duela tanto.

My beautiful, beautiful Nick…