Por: Daniel Zpda
Muchos hablan de lo increíble que fue el paso del 2008 en la escena de la moda independiente, el cómo ésta crecía a un ritmo paulatino ante los ojos de sus espectadores, y cómo estos podían involucrarse visualmente en ella. Donde los blogs comenzaban a abrirse camino a manera de diarios visuales en fiestas clandestinas, y tras bambalinas en las pasarelas, que por consecuencia, llevaban a la necesidad de formar parte del grupo; el tiempo en el que los wayfarer imperaban el coolness juvenil, y la fotografía del streetstyle era un asunto de pocos.
La época que gestó nuevos talentos sin la burocracia académica, y las corrientes visuales llenas de creativa improvisación, se convertían en tendencias de gran impacto, que años más tarde se replicaban en grandes editoriales y casas de moda. Es aquí donde se despliega la visibilidad creativa de esta figura, que con su fotografía única, como su personalidad, la ha llevado a trabajar con grandes revistas independientes a nivel internacional. Siendo parte de las pocas figuras trendsetters de la escena alternativa europea.
Elza Jo van Reenen, mejor conocida como Elza Jo, posee un trabajo visual bastante particular que sobresale con facilidad de los demás por la esencia del mismo. El cual es inspirado por el interés en la contradicción y el dramático resultado de las malas elecciones; evocando imágenes dinámicas, de colores vivos, yuxtapuestas por intervenciones gráficas de su autoría.
La incursión creativa de Elza comienza en la universidad The Hague, en Países Bajos, estudiando la carrera en Diseño Gráfico; Sin embargo, insatisfecha por las limitantes impuestas por la carrera y el sentimiento generado a falta de pertenencia a la misma, la llevan por optar un nuevo camino: La Fotografía.
Unos años después, con un major en dicho ámbito, decide enfocar su proyecto de graduación en un fenómeno poco visible ante la sociedad, el cual investigaba el mundo de las bailarinas nocturnas –strippers– que desarrollan habilidades de fuerza y movimiento, mediante disciplina diaria, durante largas jordanas, y cómo este tipo de actividad no tiene gratificación moral. Algo que la mayoría tiene que mantener consigo mismas, sin compartir sus éxitos ante los demás por la visión moralmente inaceptable que trae consigo. Siendo este proyecto un trampolín para la visibilidad de Elza y un punto de partida para su crecimiento profesional.
Con su sensibilidad aún más desarrollada, el discurso visual de la fotógrafa comenzó a desenvolverse, encausándose hacia el interés entre la mezcla de la fotografía digital y la interacción gráfica. Teniendo un proceso creativo bastante similar al de cualquier fotógrafo, Elza, comienza por el trabajo fotográfico, el cual concurre a escenas con movimiento y acción. Una vez teniendo la cantidad suficiente de tomas, procede a imprimirlas para intervenirlas físicamente, ya sea con papel, pintura, o incluso glitter, generando un acercamiento diferente al principal para percibir lo que está mostrando la fotografía, permitiendo crear una historia totalmente diferente y con esto exhibir el punto de vista de Elza en el tópico.