

Por Mónica Morales
James Scully hizo público el maltrato con el que se realizó el casting de modelos para el desfile de Balenciaga, hace unos días en su cuenta de instagram. En el post Scully describe que las modelos fueron obligadas a permanecer en unas escaleras durante tres horas por los directores del casting, Maida Gregori Boina y Rami Fernandes.
Balenciaga respondió con un comunicado en el que se explica que al enterarse de estas acciones, la Maison actuó de inmediato haciendo cambios radicales en el proceso de casting, así como descontinuando la relación con la agencia de casting actual.
La publicación de Scully dio pie a que distintas personalidades de la industria, se hicieran parte de la conversación, entre ellos las modelos Helena Christensen, Alana Zimmer y Edie Campbell, al igual que Antoine Arnault –jefe de Berluti e hijo de Bernard Arnault, CEO de LVMH– quien pidió a Scullty que si escuchaba que alguna situación como esta sucedía en alguna de sus casas de moda, se acudiera personalmente con él.
Sin embargo, después de los comentarios y la declaración de los directivos de la Maison, Maida Gregori Boina replicó a las acusaciones de Scully en una declaración proporcionada a Business of Fashion. En ésta, Boina comenta que aunque aplaude lo rápido con que actuó Balenciaga para emitir una declaración de prensa, le entristece no haber podido discutir lo que en realidad sucedió. Maida contradice los comentarios hechos en el post de Instagram, explicando que el espacio donde se llevó a cabo el casting fue el que proporcionó Balenciaga y que durante un periodo de tiempo falló la electricidad del edificio, pero que de ninguna manera se mantuvo a las modelos esperando por un lapso de tres horas en la oscuridad.
Ante la polémica situación con la que dio inicio la semana de la moda en París, queda claro que la dentro de la industria se está rompiendo con la cultura de silencio frente a las injusticias y los malos tratos a quienes colaboran en ella. Sin embargo la discordancia entre los puntos de vista de quienes estuvieron inmersos en este suceso incita además al cuestionamiento sobre los estándares de calidad humana en los distintos niveles directivos. Sin tratar de asediar a ninguna de las partes, el tema que se plantea nos invita discutir y trabajar para hacer de ésta una industria donde, quienes la integran, puedan hacerlo sin que su labor se vea demeritada.