Por Daniela Ponce

02 de julio, 2019

“La música no existe como tal, no hasta que la reproduces, y es algo muy abstracto: escuches lo que escuches, si está chido en cuestiones musicales, aunque no sepas nada de producción, dices ‘ah, esto me late’, y lo técnico no es tan importante. Un sonido no existe hasta que lo reproduces y a los pocos segundos deja de existir. Es efímero, sonó y es parte del pasado, ahora está en tu cabeza, pero sólo cómo tú lo hayas interpretado. Siento que eso nos pasa; así somos nosotros.” – Uriel / Quepa.

     Esto es sobre la verdad, los miedos, y todo “eso” por lo que decidimos seguir. Sobre los cambios, las experiencias y todo eso que esconde lo cotidiano. Sobre Meelt, y cómo sin proponérselo, hacen del día a día, arte conceptual.

Daniela: ¿Cómo deciden qué historia plasmar?

Alejandra: Nos gusta mucho ensayar, pero ensayar canciones nuevas. Desde el primer día que hicimos “Pedro María Anaya”, del primer EP, siempre que nos vemos hacemos algo. Si nos gusta se queda; si no, se va. No somos apegados pero sí nos gusta mucho hacer canciones, y va a sonar súper cursi, pero sentimos que primero habla la música y después de ahí tratamos de entenderla. Todas han sido así.

D: ¿Cómo hacen eso? O sea, ¿a alguno de los dos se le ocurre algo y empieza a hablar?

A: Pues justo intentamos ver a qué suena y depende mucho en qué estemos. Por ejemplo, con “Pedro María Anaya” había como un lío amoroso, y la aterrizamos según eso. Pensamos otros nombres, pero queríamos que reflejara bien el momento de ese lío.

D: ¿Con Pedro?

A: Ja, ja. Pues (…) había varias personas involucradas en esa historia.

Y ahora, en el disco nuevo, “Golpe de calor” es una historia mucho más interesante: fue hace como un año y hacía mucho calor, los dos teníamos bermudas, estábamos en su casa, fuimos por helado y todo estaba bien.

Uriel: Y de pronto, Uno Noticias: “¡Golpe de Calor! Toma precauciones”.

A: Ese día nos sentíamos súper felices y enamorados. La canción habla de un golpe de calor en el sentido de cuando te sientes enamorado y de pronto te das cuenta de que también es sofocante.

Foto: PJ Rountree
Foto: PJ Rountree

Foto: PJ Rountree

U: Como cuando te llega muy abruptamente el amor y es demasiado. Cuando estás muy enamorado, para bien o para mal, con todas las ventajas y desventajas.

A: De eso habla la historia, de cómo nos pudieron haber quitado viaducto y ahora tenemos golpe de calor, pero también está muy bonito porque habla de pláticas con tu novio. No sé, todas nuestras canciones son muy personales, no hay ficciones.

U: Nos pasa que pensamos o leemos alguna frase de dos o tres palabras y nos gusta, y después ensayando, nos damos cuenta de que algo que hicimos suena a eso.

A: Se trata de estar muy despiertos a lo que ya existe a nuestro alrededor y poder abstraerlo. Quizá si hubiéramos estado en otras cosas no hubiese salido. Pero justo estábamos en este mood super bonito, pero acalorados, y luego llegó el mensaje. Además, todas las canciones veraniegas son muy de la playa y nosotros queríamos hacer algo de ciudad, de una ciudad abrumadora donde puedes sofocarte, pero también puede estar todo bien.

D: Si todo es personal, ¿se sienten expuestos?

A: Yo creo que es súper bonito que una canción que haya surgido de alguien que quiero mucho logre hacer sentir cosas a otros; me hace sentir esperanza que alguien más pueda compartir mis historias, e incluso, hubo algunos que me cuentan sus experiencias. Entonces no, no me siento completamente expuesta. Y no sé, ya más personal, como mujer es difícil pensar que tus historias le pueden interesar a alguien más y es increíble compartirlas y darte cuenta de que a otras mujeres también les pasa eso. Se transforma en una red.

D: ¿Eso era lo que buscaban?

U: No hay expectativas, quizás ahora podría pensar: “esta va a tener éxito”, por los antecedentes de lo que ya sabemos que ha pegado. Pero antes de eso está el hacer una canción que me guste a mí y que le guste a Ale, y si funciona y a la gente le provoca algo será increíble, pero lo primero es que nos guste a nosotros.

A: A muchas bandas les pasa que reconocen qué les funciona y se clavan más en eso que en lo que ellos quieren, es muy difícil reconocer esa línea, creo que para no pasarla lo importante siempre es ser sinceros. Siempre habrá un público para cada cosa. A algunos no les importamos, pero hay otros a los que les gusta lo que nos gusta y entonces generamos una conexión distinta.

U: A mí me importa mucho que a mí me importe, ¿me explico? Que me importe y después nos importe a los dos y ya con eso quedo satisfecho. Y si a los demás les gusta, está increíble. Y si no, pues, no pasa nada.

A: Si te enfocas en que a otros les guste te frustras mucho. La vida ya tiene muchas frustraciones como para meter más en la forma en que nos sentimos a gusto. Por eso no tenemos filtros. Trabajamos en equipo, pero decidimos tomar riesgos y no ser tan exigentes ni ensayar demasiado, sino ser más espontáneos y reales. Además, somos bajo y batería, tampoco tenemos muchos referentes o algo a lo que aspiremos ser, y estamos bien con eso.

D: Ahora, al ser sólo ustedes dos, ¿cómo manejan una presentación en vivo?

A: Nuestra música se experimenta diferente en vivo, por ejemplo, si hacemos presentaciones en Facebook, aun siendo en vivo, suena distinto porque el bajo se pierde. Pero en vivo es todo lo contrario porque el bajo es súper potente, hace que te volteen a ver.

U: En vivo sientes las vibraciones del bajo, es muy sensitivo, es otro nivel de experiencia.

A: Además, el noventa por ciento de nuestras canciones son improvisadas, como no ensayamos canciones viejas en vivo cada una es diferente y eso también está chido. La hace aún más honestas.

MEELT: sobre lo efímero y su permanencia