Por Cyn Maya

18 de julio, 2019

Llevaba varias semanas pensando en escribir sobre el último álbum de Tyler, the Creator. Escuché el álbum el día que salió y por tiempos, no volví a escucharlo hasta hace poco y al fin pude hacerlo con calma. Aún así, hay muchas cosas que rondan mi cabeza cuando pienso en el rapero.

Imagen: Twitter.
Imagen: Twitter.

Imagen: Twitter.

En los últimos años, el avance de su música ha ido de la mano con descubrimientos personales para Tyler. Hubo especulaciones sobre su sexualidad a partir de Flower Boy, su álbum pasado, tal vez incluso desde Cherry Bomb, su tercer álbum. Redit está lleno de teorías sobre la vida del artista, tanto sobre sus preferencias, como de las declaraciones que ha hecho en el pasado sobre los homosexuales y ciertos comentarios que denotaban su misoginia. Si nos detenemos a pensar un poco en estos temas y si escuchamos IGOR detenidamente, puede generarnos cierto conflicto, o al menos a mí eso fue lo que me pasó.

Imagen: Dazed Digital.
Imagen: Dazed Digital.

Imagen: Dazed Digital.

Este álbum tiene grandes momentos dignos de resaltar. Desde el primer track, Tyler nos da una introducción que hila perfectamente el punto en el que Flower Boy se había quedado. Es la continuación perfecta. Pero después, los once tracks que le siguen a esa introducción son una cosa totalmente distinta a lo que normalmente escuchamos del rapero. IGOR es una serie de texturas y sonidos experimentales que distan mucho de las producciones anteriores. Algunos tracks parecen terminar de forma abrupta, como si alguien hubiera desconectado el altavoz.  Es una composición suave que no tiene esos puntos álgidos que normalmente acompañan su música, pero que, sin embargo, es un conjunto de sonidos que suben y bajan y que nos llevan poco a poco a conocer lo que ha vivido Tyler en los últimos años.

 Pero entonces, ¿dónde radica el conflicto? Entiendo que Tyler ha tratado con el tiempo de ir limpiando su imagen. Ha aceptado su sexualidad tal cual es. Pero, ¿qué pasa con el daño ya hecho? A veces las palabras pueden repercutir mucho más de lo que nosotros pensamos.

Entonces, escuchamos este álbum tan personal, con momentos de mucha sensibilidad y sinceridad, con una gran ejecución. ¿Qué hacemos?, ¿aceptamos que nos guste la música aunque el artista haya dicho o hecho cosas que no van acorde a lo que nosotros creemos?, ¿o de plano lo desechamos y lo dejamos de lado por las mismas razones?, ¿es posible separar al artista de su obra?

Si es así, ¿cómo hacerlo? Y no sólo hablando de Tyler específicamente, sino de otros raperos más o directores de cine, actores, etc. Y si continuamos siguiendo su obra, ¿qué dice esto de nosotros como fans?

Imagen: setlists.mx
Imagen: setlists.mx

Imagen: setlists.mx

Creo que el problema es que poco a poco y tal vez, sin darnos cuenta, idealizamos y hasta calificamos de genios  a los artistas y los deslindamos de toda responsabilidad sobre lo que dicen y lo que hacen. De pronto no es tan fácil aceptar que una persona que ha dicho tantas cosas con las que no estamos de acuerdo o que nos han herido de alguna forma, pueda hacer algo tan bueno. Nos lleva incluso a sentirnos mal por pensarlo siquiera. Además, ver cómo el artista toma conciencia de lo dicho años atrás y sumado a eso, lanzar un álbum donde se muestra tan vulnerable y tan honesto. ¿Eso es suficiente para dejar ir todo lo anterior y valorar lo que tenemos enfrente de nosotros hoy?

Podría ser que inconscientemente fijemos límites, de qué tanto permitimos que ese artista nos toque el alma a partir de todo lo hecho y dicho. Pero, ¿será que así limitamos lo que estamos escuchando?

No creo que la omisión sea la solución, creo más bien en que cada vez que escuchemos algo, lo hagamos desde todas las perspectivas, no como si adoptáramos un papel de jueces, porque claramente nadie lo es, sino para enriquecer la manera en que consumimos música y la forma en la que vemos a los artistas y los vínculos que creamos con ellos.

Por eso es importante escuchar lo que Tyler ha logrado en este álbum -escrito y producido por él mismo- sin duda es un paso enorme en su carrera, no sólo como parte de una trayectoria, sino como persona, como ser humano que decide ir por otro lado, que elige tomar otra dirección a la que normalmente nos ha llevado con sus trabajos anteriores y nos reta a escucharlo. A escucharlo y verlo desde todas las perspectivas y no dejar nada fuera para lograr un entendimiento mejor sobre lo que quiere decirnos. A escucharlo a él y a esa pieza que le falta, a ese algo que perdió durante esa ruptura. Porque ahí si hemos estado muchos, ese momento en el que ya dimos todo, tanto, que una parte de nosotros, se quedó en el camino.

IGOR: Tyler, The Creator