Por Redacción
Descontextualizar las obras y colocarlas fuera de los espacios convencionales de contemplación estética son los pilares teóricos de Perdóname por mi vida loca, proyecto individual de Iran Dimas (México, 1994) fotógrafo y productor audiovisual egresado de la UNAM. Dicho proyecto, a su vez, forma parte de Me sobra barrio, plataforma creada por Centro de la Imagen que este año celebra su segunda edición y nos presenta el trabajo colectivo de varios artistas, entre ellos Iran.
La obra del fotógrafo abarca no sólo lo estrictamente visual, pues se desenvuelve como una serie de intervenciones del espacio público (tipología) para reapropiarse y re-significar los mismos; por ejemplo, la impresión de 8 fotografías en mono-tono en carteles de medio formato que cubren paredes comúnmente utilizadas para propaganda y publicidad. Así pues, se espera que a través de una “guerrilla” de imágenes que exploran el cuerpo y sus capacidades proteicas se logre causar en el espectador el extrañamiento necesario que lo descoloque de la cotidianidad y lo posicione en un nivel de reflexión distinto al usual.
La realidad plasmada por Iran en cada una de estas imágenes nos interpela desde la incomodidad de la calle, y no precisamente desde la esterilidad de un museo, por lo cual decidimos entrevistarlo para conocer más sobre él y su propuesta.
Y-NOT: ¿En dónde naciste/viviste tu infancia?
Iran: Nací en el Estado de México, en Coacalco. Y, pues, fue ahí que viví toda mi infancia; en Ecatepec y en Coacalco. Y gran parte del tiempo lo pasaba en Pachuca, pues mis familiares tienen un rancho entre las montañitas, en Pachuca.
Y: ¿Cuáles han sido tus mayores inspiraciones (tanto en la foto como en cualquier otra disciplina artística)?
I: Ah, caray. Pues, no sé. Creo que en la prepa comencé a tener este gusto-atracción por las imágenes. Así, las imágenes en general, y ahora que lo recuerdo creo que desde la primaria, me encantaba cuando tenía que comprar monografías, cuando tenía que comprar biografías. Me gustaba leer las revistas de las salas de espera de los consultorios, de los salones de belleza. Y ya después en la prepa justo fue que encontré esta opción donde podía desarrollar mi gusto por las imágenes por medio de la fotografía y fue entonces cuando empecé a indagar más sobre las mismas. Entonces, busqué fotografías de moda porque me gustaba la estética que algunos fotógrafos tenían; de hecho alguna vez le comenté a Tony que ese fue uno de mis primeros acercamientos.
Y: ¿Algún fotógrafo en especial que te guste?
I: Sí, varios…
Y: ¿Como quién?
I: Pues me gusta mucho García Alix. Ese fotógrafo español me gusta mucho, y de acá me gusta Nan Goldin. ¿Quién más? Pues, me gusta mucho Matt Lambert, eh. Siempre que me preguntan sobre qué fotógrafos me gustan se me olvida.
Y: No te apures, sólo los que recuerdes. ¿Cómo fue que incursionaste en la foto?, ¿cuáles fueron tus primeros acercamientos con la fotografía?
I: Fue justo en la preparatoria. Me enteré que había un taller-laboratorio de fotografía y decidí tomarlo porque en casa teníamos los materiales, dado que mi papá y mi abuelo hacían fotografía forense; bueno, mi papá sigue haciéndolo. Entonces de manera inconsciente siempre estuve rodeado por cosas relacionadas con la fotografía como cámaras, diapositivas, negativas y demás material que utilicé en este taller en la preparatoria. Y, pues, ya, teníamos temas libres a desarrollar y comencé mis primeros proyectos.
Y: Qué padre lo de tu papá y tu abuelo con su profesión como fotógrafos forenses.
I: Sí. Cuando éramos niños entre mis primas y mi hermano nos peleábamos por presionar el obturador pues porque era lo padre, y además se sentía super bonito.
Y: ¿Cómo fue que llegaste al proyecto de Me sobra barrio?, ¿nos puedes contar un poco sobre el proceso de selección?
I: Sí. Pues este es el segundo año del proyecto, yo di con la convocatoria a través de las redes sociales del Centro de la Imagen. Y desde 2017 yo estaba desarrollando un proyecto para titularme en la universidad. El proyecto era sobre fotografía, identidad y música de reggeatón. Estudié en la facultad de ciencias políticas de la UNAM y opté por la entrega de un ensayo fotográfico, y este ensayo tenía que ver con identidad y música de reggeatón y cómo a partir de la influencia estética de este género musical las personas desarrollan una identidad muy particular. Cuando vi la convocatoria de Me sobra barrio se me ocurrió que podría ser una muy buena oportunidad para continuar el proyecto que en ese entonces estaba en desarrollo. Entonces tuve que delimitar bastante, porque originalmente el proyecto planteaba la necesidad de trabajar con comunidades de la zona aledaña al Centro de la Imagen. Y, pues ya, modifiqué algunas cosas y tratar de empezar casi desde cero, porque los retratos que tenía pues justo tienen otra línea temática, similar, pero no igual. Apliqué, mandé mi propuesta y después de los filtros resulté seleccionado. Y así fue como sucedió.
Y: ¿Qué piensas (de una manera muy personal) sobre el papel de la fotografía en la denuncia o visibilización de ciertas problemáticas sociales?
I: Es súper importante. Creo que desde la fotografía puedes abordar cualquier tema, desde el tema más efímero hasta el más complejo; pero no por ser efímero desmerita su valor o su rigor para documentar la vida cotidiana. Eh, creo que es un canal muy fácil y muy accesible, es un canal que ya está en manos de casi todas las personas. Justo la imagen posee algo que las palabras no, la inmediatez y la facilidad de visibilizar algo, de darlo a conocer.
Y: ¿Algún autor de tu preferencia que investigue o trabaje los temas que reflejas en tu obra?
I: Sí, de hecho para mi proyecto de titulación consulté mucho a un autor español que se llama Carlos Gorriarán, quien desarrolla una investigación en torno al problema identitario. Aborda la construcción de la identidad, cómo es que la misma se va construyendo; no intenta dar una definición precisa porque sus conclusiones son justo que la identidad es algo muy voluble e imposible de delimitar, pero que sí es un aparato mediante el cual muchas disciplinas han intentado estudiar el comportamiento humano, la sociedad, las relaciones y los mecanismos de comunicación. Entonces, yo estoy súper interesado en eso porque quiero saber cómo es que el contexto y los intereses individuales de una persona intervienen para definirla.
Y: ¿Alguna anécdota curiosa que nos quieras contar sobre el desarrollo de Me sobra barrio?
I: Al principio fue muy complicado desarrollar el proyecto, porque yo lo había planteado originalmente como registro fotográfico de personas de la comunidad flotante que transitan por esta zona; es decir, personas que caminan, que viajan a través de ella, pero sí fue muy difícil tener un primer contacto con las personas. Y creo que esto se debe a que el nicho que yo quería abordar es un nicho joven y muy vulnerable, vivimos como en un contexto muy violento, misógino, donde la delincuencia y la inseguridad son cosas de todos los días, por lo que es complicado acercarte a la gente y generar empatía. Las personas jóvenes son muy cerradas, es algo de lo que me percaté con este proyecto. Entonces me acercaba a las personas con la cámara y me decían “¿por qué me quieres tomar fotos? Yo no soy modelo ni nada por el estilo, ¿te quieres burlar de mí?” y demás cosas parecidas.
Y: ¿En serio te decían eso?
I: Sí, entonces me causaba mucho conflicto ese tipo de situaciones, por lo que me di cuenta que lo mío no es relacionarme con las personas de forma tan inmediata. Pero luego me ponía a pensar cómo es que Dorian Ulises hace ese trabajo, cómo él tiene esa facilidad para conectar con las personas. Yo asumí al principio que era sencillo, porque hay muchos fotógrafos que lo hacen y que documentan la vida de muchos grupos subculturales, y pues las imágenes están cool. Pero en mi caso sí fue muy difícil forjar un lazo inmediato con las personas, por lo cual decidí que la manera en que armaría los círculos sería a través de redes sociales.
Y: ¿Los contactabas por Facebook o cómo era?
I: En Instagram. De hecho fue mucha chamba también de hablar con personas que me contactaban con las otras personas que retraté.
Y: ¿Qué disciplina artística distinta a la fotografía escogerías?
I: La pintura. Porque es una habilidad que nunca desarrollé pero que me hubiese gustado. Creo que si algo relacionado con la pintura hubiera intervenido en mi desarrollo sería a lo que me dedicaría.
Y: ¿Alguna técnica en específico?
I: Pues me gustan mucho las acuarelas y el óleo.
Y: ¿Cuáles crees que sean los retos de la fotografía contemporánea en México para el 2020?
I: Los retos… Pues creo que la difusión, porque a pesar de que los canales digitales están abiertos siguen estando cerrados de cierta manera puesto que la gente se ha hecho una idea muy rara sobre la fotografía, creo que el valor cultual de la fotografía se ha perdido, y pienso que ese es el reto, que la fotografía vuelva a tener este valor cultual que no se quede en lo contemplativo, ¿sabes? Que ves una imagen, das swipe y sigues viendo más imágenes. Estamos saturados de tantas imágenes que no se les dedica el tiempo preciso a cada una.
Y: Algo parecido a las aplicaciones como Tinder, ¿no?
I: Ja, ja. Sí, exacto. Y Tinder es así, con una primera imagen es con la que te quedas, y si esa no te gusta cambias y cambias hasta que encuentras algo que llame tu atención. Creo que ese es el problema de la fotografía con la reproductibilidad, con los canales que están tan abiertos que estamos saturados de imágenes.
Y: Eso de reproductibilidad técnica de la imagen me suena a Walter Benjamin.
I: Ja, ja. Sí, soy súper fan de Benjamin.
Agradecemos a Iran Dimas por su tiempo y a Centro de la Imagen por facilitarnos el espacio para la entrevista y los retratos.