Please don’t leave me
Texto por Isaac Torres
Bas Jan Ader fue un artista holandés que radicó en California gran parte de su vida. Su obra era algo que considero se emparenta mucho con la belleza, la estética de la fragilidad, lo efímero y lo impermanente, apoyado en la “situación” como recurso, pero sobre todo en el fracaso.
Ader pensaba mucho en el fracaso, reflexionaba acerca del dolor y lo hacía de una forma sublime y demasiado evidente. En los tempranos 70 Ader creó una de sus piezas más famosas; se trataba de una simple postal con un retrato suyo, con el rostro cubierto en llanto en una expresión de infinita tristeza, como esa tristeza que se siente cuando se pierde algo de manera inevitable. Se trata de una hermosa imagen tomada de un film en blanco y negro titulado “Im too sad to tell you” en donde el artista llora de manera incontrolable y perturbadora frente a una cámara. Ader envió esta imagen a varios de sus amigos mediante una postal por correo acompañada de la frase “Estoy demasiado triste como para contártelo…”
Ader era un fracaso. Su obra se basó en las caídas, simples caídas… de su cuerpo frente a la inercia de aquello que se presenta inevitable como el llanto, el sufrimiento, la tristeza, la soledad, el abandono y la muerte.
En realidad no sé tanto sobre él, pero recuerdo que en 1975 decidió hacer su última pieza titulada “En busca de lo milagroso” (In search of the miracolous). La obra consistió en realizar un viaje de tres semanas para cruzar el atlántico en una pequeña embarcación, él solo y un radio, partiendo de Amsterdam hacia los Estados Unidos. Ader perdió el contacto por radio luego de algunos días y nunca más volvió a saberse de él, su bote apareció encallado en una costa cerca de España y su muerte trascendió a su vida como un mito de la cultura contemporánea
Ader no consiguió fama sino hasta tiempo después, consumada posterior a su misteriosa muerte, cuando los investigadores y curadores de arte comenzaron a mostrarse interesados por conocerle y recuperar su acervo, quizá emparentados con ese sentimiento de sacrificio y fracaso característico de los noventa y la posmodernidad. Ader se adelantó a las caídas y los dolores de la era del grunge y el abandono.
Ader tiene una obra titulada “Please don’t leave me…” que me recuerda un poco a Félix González Torres, otro artista que murió de manera trágica y sublime y que comparte con Ader este sentimiento de abandono. González Torres tiene una pieza muy simple que consiste en dos foquitos colgando de una pared, Ader hace lo propio rayando en una pared la frase “Por favor no me dejes” pero de una manera un tanto esquizofrénica, algo frenética y ansiosa… muy hermosa, demasiado creo yo.
Bas Jan Ader era perfecto para una canción de The Smiths, algo parecido a Morrissey delirando “tonight by your side is such a heavenly way to die…” Bas Jan Ader vivió en Amsterdam la mayor parte de su vida. Amsterdam suele ser un lugar húmedo y melancólico la mayor parte del año. Es también un buen lugar para escaparse, en todos los sentidos. Ader prefirió escapar por el lado más místico del mar, entregarse a una utopía o una esperanza en “busca de lo milagroso”. Ader fracaso hasta en esa empresa. Ese fracaso fue tan grande que trascendió a la historia como obra de arte. Bas Jan Ader y su infinita tristeza trascendieron a la historia del arte mismo. Larga vida a los mitos y la búsqueda de los milagros.