Irene Azuela es Hamlet
Texto: Prett Rentería
Foto: Tony Solis, Cortesía de Oscar Uriel
Dirección creativa: The Welcome branding
Chamarra: Boyfriend T-shirt, cuello de Máscaras de alambre
Hamlet es una de las obras más conocidas de William Shakespeare, en la cual se narra la historia de Hamlet, un joven noble que busca redimir el asesinato de su padre a manos de su propio tío. Tal tema ha sido revisitado desde todos los ángulos posibles, pues se trata de una tragedia que trastoca subjetividades al sacar a flote una de nuestras más oscuras, pero, también, ineludibles pasiones: la venganza.
Esta magna obra, una de las más representativas para la literatura occidental, es adaptada y dirigida en una nueva versión a cargo de Angélica Rogel y producida por Oscar Uriel. Con un gran elenco, con Irene Azuela como Hamlet en compañía de Mauricio García Lozano, Emma Dib, Naian González, Assira Abbate, Miguel Santa Rita, Alfonso Borbolla, David Gaitán, Alejandro Morales y Tamara Vallarta. Por otra parte, la musicalización del espacio logra envolvernos en un ambiente sonoro distinto al acostumbrado al presenciar una puesta en escena de Hamlet contemporánea y fresca, distinta a las versiones más apegadas a lo clásico.
Tuvimos oportunidad de asistir a una de las primeras funciones en el teatro Milán (Lucerna 64, alcaldía Cuauhtémoc, CDMX), donde nos fue posible apreciar las excelentes actuaciones y la interesante escenografía que nos transportó de inmediato a una atmósfera de misterio e intriga. Por supuesto que Tony Solis y yo no desaprovechamos la ocasión para entrevistar a Irene Azuela, actriz reconocida por llevar una carrera prolija en el teatro, al representar papeles como el de Nina en La gaviota de Antón Chéjov.
Prett: ¿Qué diferencias hay (en cuanto al desenvolvimiento escénico) entre actuar para cine y actuar para teatro?
Irene: Creo que el tamaño de la energía cuando trabajas con una cámara. Pues la energía es muy distinta a cuando trabajas en un espacio con un frente de 30 metros y un fondo de 45 y hay 200 personas mirándote. Tienes que lograr la intimidad de la escena, pero proyectando tus intenciones, tus emociones, tus objetivos hacia todos los que te están viendo. Entonces, creo que esa sería para mí la principal.
Prett: Yo sé que tienes trayectoria en el teatro, pero ¿nos puedes mencionar tal vez un par de obras que hayan sido significativas para ti por los papeles que interpretaste?
Irene: Pues, una obra que significó un reto enorme para mí fue una que se llamaba El buen canario, que hicimos hace más de diez años y que vino a dirigir John Malkovich. Y era parecida a ésta en el sentido de que era un personaje súper exigente, o sea, que demandaba mucha energía y muchísima presencia emocional, digamos. Y para mí era un reto enorme y un gozo absoluto hacerla, esa me gustaba mucho. Y luego también hice otra que se llamaba Oleanna, que es un texto de David Mamet que es increíble, que son sólo dos actores en una oficina. Esa también me gustó mucho.
Prett: ¿Cuál ha sido hasta ahora el mayor reto al momento de interpretar un papel escrito originalmente como personaje masculino?
Irene: Si te soy sincera, no empecé el proceso pensando en cómo le iba a hacer para representar a un personaje masculino. Más bien, el reto en cómo le voy a hacer para llenar los zapatos de Hamlet. Porque Hamlet es un personaje tan conocido, tan famoso, y probablemente sea la obra de teatro, o el personaje, más conocido por el público en general. O sea, por supuesto los teatreros, pero a los que no se dedican al teatro, o no son amantes del mismo necesariamente, tú les dices: “a ver, ponte a actuar”. Y seguramente harán algo que tenga que ver con Hamlet, o van a agarrar una calavera o van a decir ser o no ser, etc. Es de hecho una de las obras que más citas (quotes) ha adoptado la gente. Hay muchas citas de esta obra que la gente dice en su vida diaria que proviene de esta obra pero que desconocen. Entonces, pues eso tiene un peso enorme, ¿no? Y más que pensarlo en términos de género, de cómo le voy a hacer para ser un hombre, porque nunca tuvimos la intención de hacer un personaje masculino, de hecho, estoy haciendo una Hamlet (mujer). Este, pensábamos en el conflicto, o sea, qué es lo fundamental, cuáles son los conflictos fundamentales de Hamlet para llegar adonde tiene que llegar.
Prett: De no ser Hamlet, ¿qué otro papel de la misma obra estarías interesada en interpretar?, ¿por qué?
Irene: Fíjate que me gusta mucho el papel de Horacio. Porque es uno de los personajes más leales, es como un “buen ser humano”. Ja, ja. Sí, Hamlet se lo dice en algún momento: “[…] dichosos aquellos cuyo temperamento y juicio llegan a un acuerdo, aquellos que no son esclavos de sus pasiones como tú”. Tú eres una persona templada, una persona sensata, leal. Y eso es lindísimo, y al final, digamos, es el único sobreviviente en esta tragedia donde todos terminan muertos. Es como la esperanza del ser humano, y será el que cuente todo.
Prett: Tratándose de una versión contemporánea de Hamlet, ¿cuánta libertad existe en cuanto a la interpretación del personaje?
Irene: En este caso la adaptación es de la directora, entonces ella tenía un punto de vista muy claro de lo que quería hacer. Sin embargo, yo creo que siguiendo las letras tal cual fueron escritas y situándola en su contexto va a tener una interpretación diferente. Yo tenía un maestro que decía: “hay directores estúpidos que dicen que los actores representan, pero no, los actores interpretan”. Digamos, el arte del actor radica en que su visión del mundo, o su experiencia de vida, se la va a poner a un personaje. Entonces, aquí en Hamlet tienen que suceder cosas a fuerzas. Pero tú decides cómo te acercas a ellas y cómo va a resultar la interpretación. Entonces, puede haber ciertos cambios. Y, definitivamente, el hecho de que yo lo haga a que lo haga otro actor que tenga una fisonomía distinta, ya sólo por eso va a resultar otra cosa.
Prett: ¿Hay improvisación?
Irene: No, aquí no tanto. No es que lo tengamos prohibido, pero los textos son tan claros que no es necesario. Hay obras en las que puedes agregar ciertas muletillas, que a lo mejor como actores decimos: “ah, esto puede funcionar”. Pero aquí no, no tanto.
Prett: ¿Cuánto tiempo te tomó sentirte lista para la primera puesta en escena de la obra?
Irene: Pues la verdad nunca te sientes listo del todo, pero aun así tienes que estrenar, ni modo. En este caso fueron tres meses. Sí, fue poco. Para ser un clásico fue poco tiempo.
Prett: ¿Alguna futura participación en el teatro de la que nos quieras (puedas) contar?
Irene: Eh… Muchísimas, sí, todas. La verdad es que ahorita como no tengo el dinero pues no te la puedo presumir ja, ja. Pero en cuanto lo tenga te presumo. No, la verdad es que yo amo el teatro, me encanta el teatro. Cuando las cosas ya estén más sólidas pues nos volvemos a encontrar.
Prett: Bueno, de mi parte es todo. Muchísimas gracias por tu tiempo y por tus respuestas. Tony tiene también algunas preguntas que quiere hacerte.
Tony: Hola, Irenita. Ja, ja. Pues, bueno, yo te conozco ya desde hace algunos años etc., lo sabemos, eh. Recuerdo mucho tu participación en Quemar las naves, que justamente estaba viendo con esta persona, porque la vimos juntos y nos acordamos mucho de: “¡Sebastián!”. Yo tengo una visión clara de qué tipo de artista eres, no sé si sea correcto decirlo, “de nicho”. ¿Qué tipo de proyectos te atraen un chingo en el teatro y en el cine? Quisiera que tú me lo dijeras.
Irene: ¿Sabes qué, amigo? Me da mucho gusto que me digas eso ja, ja. No es como que yo en algún momento haya dicho: “quiero ser una artista de nicho”, pero creo que las decisiones que he tomado me ponen en un lugar muy distinto a otras carreras que pueden ser un poco más predecibles, o que busquen proyectos que puedan tener más popularidad, etc. Que son proyectos que he hecho, pero que en realidad son pocos los que pueden decir algo y pues Hamlet es uno de ellos. Y es algo que yo siento cuando llega ese proyecto y se me mueve todo, es cuando digo: sí, claro, ya me vi, ya lo sentí. Es algo corporal que te pasa de inmediato.
Tony: Me parece que eres una actriz súper comprometida con todo lo que hace. Entonces, yo lo veo, Hamlet es una adaptación, pero siempre veo eso de ti en tu trabajo. Como mucho compromiso, mucha entrega, como que sabes seleccionar muy bien qué papel vas a hacer. Lo que me lleva a la siguiente pregunta, ¿pasa que te aburres de actuar?, talentos ocultos que tengas. Pasa que te aburres de actuar y te pones a escribir, a cantar, o no sé.
Irene: Me aburro con los proyectos que no me interesan tanto. O sea, sí, yo Hamlet lo podría hacer seis meses más y no me aburriría. Porque es una obra tan vasta que podría seguir leyendo, pensando o viendo películas y no me aburriría. Pero, sí, en los proyectos que menos me interesan la neta es que sí, sí me aburro. Y la verdad es que son los proyectos que tienen que ver más con la repetición o que la historia es muy guanga o que duran mucho tiempo. Pero, habiendo dicho eso, me encantaría dirigir. Me encantaría dirigir actores porque comprendo muy bien el proceso, evidentemente. Eso me gustaría hacer. Y pues estoy ahorita muy comprometida con la producción, en términos de qué poner, cómo hacerlo, etc. Siento que este es mi camino.
Tony: Supongamos que podrías interpretar a alguien de la vida real, ¿a quién escogerías y por qué?
Irene: Wow. Este… me gustaría interpretar a alguna cantante pop.
Tony: Madre mía, ¿a quién?
Irene: Me gustaría hacer el personaje de una cantante pop en decadencia. Sí, alguien como Britney Spears, Paulina Rubio, ¿me entiendes? O sea, como entender el mundo del popstarismo pero desde un lugar en donde, como podemos ver con Madonna, me saca mucho de onda. Es que pienso qué cabrón que a los 60 años ella sigue luchando por seguirse viendo como a los 20. O sea, me parece un mundo muy cruel. Si yo fuera Madonna me pondría un mega estudio y a producir a los chavitos de veinte años que van empezando. Y decir “soy Madonna y tengo 60 años, ya no puedo tener las nalgas como a los 20”. Eso me interesaría muchísimo.
Tony: Eso está muy cabrón, porque Madonna era símbolo de feminismo y todo y acabó mal. Pero, bueno, qué bien que tocas ese tema porque me lleva a la siguiente y última pregunta. Hay guerras generacionales, que los boomers, la generación X, los millennials, gen Z, etc., en redes sociales y demás ¿Te identificas con los jóvenes muy jóvenes o qué piensas de estas guerras generacionales?
Irene: La verdad, será que la distancia es tanta que no siento que sea una guerra. Por ejemplo, las chavitas adolescentes de menos de veinte años, me llama muchísimo la atención como la tenacidad que tienen, y el rollo que tienen con sus cuerpos y la defensa de los mismos. Es tan distinto lo que les está sucediendo a ellas y lo que nos pasaba a nosotras cuando teníamos más o menos esa edad. Me encanta que sean así de seguras y que entiendan que su cuerpo es suyo y que ellas deciden. Eso, la defensa profunda.
Tony: No siento que me identifico tanto como los millennials como de treinta, pero con los morritos, muy morritos, como de 18+, siento una rebeldía muy similar como la que teníamos nosotros a esa edad. Es todo este activismo, todo este queerness, en los festivales feministas. Yo siento que estos morritos lo traen de vuelta y me identifico en esa parte con ellos.
Irene: Eso me llama mucho la atención y, a la vez, me pregunto cómo habría sido yo a los 18 años con las redes sociales. Estando tan joven sin saber bien quién eres, cómo te enfrentas a eso, es muy heavy. No sé, también, como que tengo una esperanza enorme cuando la gente de mi edad empieza a decir: “mi hijo lleva no sé cuántas horas sólo viendo la pantalla, el iPad”. O sea, sabrán cómo lidiar. Porque a nosotros también nos pasó con la televisión, pasábamos horas frente a la tele y aquí estamos, somos adultos productivos, etc. Entonces de repente digo, no, o sea, ellos van a encontrar la manera, además de que es una herramienta increíble para conocerse, para conocer el mundo. En algún momento eso se tiene que equilibrar y dosificar.
Agradecemos a Irene Azuela, a la producción de Hamlet y al teatro Milán por facilitarnos el tiempo y lugar para esta entrevista. No dejen de asistir a las funciones los viernes a las 20:45, los sábados a las 19:00, y los domingos a las 18:30 horas en Lucerna 64, colonia Juárez.