Por Daniel Franco

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“This is highschool, detective. ¿What is a friend, anyway?”.

Antes que nada tienen que saber de ellas. Del admirado y hermoso cuarteto. Todos queríamos ser como ellas. Ustedes las conocen. Seguro había un grupo de chicas así en su escuela; eran las reinas absolutas de la preparatoria.

Primero estaba Courtney, la abeja reina. Era como Satán pero en zapatos de tacón. La rubia estúpida era Marcy Fox, toda una leyenda por su autonombramiento como la garganta más profunda del condado, prueba viviente de que el peróxido para mandar en el bachillerato. Después estaba Julie, trágicamente destinada a ser popular por su linda cara, sin mencionar los millones de su familia. Por último estaba Lizzie. Todo mundo quería a Lizz, no sólo por ser rica, popular y presidenta de la sociedad de alumnos, además de todo eso, Lizz era agradable. Courntey tenía a todo mundo dominado bajo su reino de terror; pero Lizz agradaba realmente a los demás. Era como Lady Di de la preparatoria, lo que enfurecía a Courtney Lizz era la “adolescente perfecta”. Todas soñábamos ser ella. Es una pena lo que le ocurrió a esa chica, no fue la mejor manera de despertar el día que cumpliría 17 años. Sus amigas creían que moriría de la sorpresa, y así fue, Lizz murió.

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Rompe-muelas/tapa-tráqueas, el nombre lo dice todo. Te arruina la dentadura de por vida si intentas morderlo o te asfixia por completo si intentas tragarlo. Se suponía que estaba jugando. Creían que amordazarla con uno sería divertido. Pero este es un mundo demente y algunos de los caramelos más dulces resultan tan amargos como la misma muerte. Intentaron de todo, incluso sacarle el rompe-muelas con un rizador de pestañas; pero nada de eso funcionó.

Si Lizzie estaba muerta eso significaba una cosa: que Courtney sería la reina de la graduación ese año. Así que, por supuesto, no iban a decir la verdad. No arruinarían sus vidas por jugarle a una broma a esa tonta niña linda. Había que contonearse en el pasillo como si nada hubiera pasado. Dicen que los líos nacen en los baños de mujeres, y fue justo ahí donde Courtney ideó el plan perfecto. Hacer creer a todos que a Lizz se le había ido la mano practicando sexo oral con la enorme bola de caramelo. Se quedó dormida aún con la golosina en la garganta y la enorme esfera de dulce sofocó sus gritos. Y así fue como, supuestamente, Lizz tuvo una muerte azucarada. La gente iba a creerlo porque significaba su enorme pesadilla: Lizzie Bern, la imagen de la perfección juvenil, destruida por la perversión.

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No se podía esperar un plan menos perfecto por parte de Courtney, después de todo se rumoraba que usaba sorbetes de hielo con los chicos para simular que le daban sexo oral. Otra de sus prácticas para demostrar quién manda en la cama. Las placas de su convertible rojo no rezaban “P-E-R-R-A” sólo porque sí. Se dice, incluso, que trató de seducir a los oficiales que la interrogaron por la muerte de Lizz confundiéndolos con strippers. Esa zorra estúpida.

¿Han escuchado hablar de esa chica que se esconde en el rincón de los bailes? Esa con la que los chicos no salen porque estaban demasiado ocupados masturbándose con pornografía online, pensando que hacían algo muy obsceno. Ésa era Fern Mayo, “Mayonesa”, como solían decirle. Esa chica no era nada. Era lo contrario a Courtney, y era lo único que se interponía en su camino para llevar a cabo su plan. Fern era compañera de cuarto de Lizz, y había atestiguado cómo sucedieron las cosas. Sabía todo desde el principio y estaba muy asustada. Para mantener su secreto, las chicas decidieron convertir a Fern en una de ellas.

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La popularidad puede ser una carga difícil. Todo está en los detalles y así fue como Fern aprendió las reglas básicas: nunca se come a la hora del almuerzo, no se contesta el teléfono a la primera vez que suena, si todo mundo usa el mismo tono rosa, simplemente lo cambias. La vida era ya bastante difícil, sin agregarle la presión de guardar el secreto tras gruesas capas de frío plástico.

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Dicen que el tiempo no borra las cosas; las personas lo hacen. Se borran a sí mismas, y así fue como Courtney mató dos pájaros de un tiro. Borró a Fern del camino convirtiéndola en duro y deslumbrante plástico, y con ella el cadáver de Lizzie Bern. En dos semanas nadie recordaba su nombre. Y pensar que los maestros creían que Courtney no tenía potencial artístico. La preparatoria se había convertido en un espectáculo barato con Courtney a cargo. Me resulta hermoso ver a alguien caer tan bajo y tan pronto. Después de todo no se podía ocultar la verdad tras capas y capas de maquillaje. Fern confesó la verdad a mitad del baile y Courtney no pudo resistir a la presión: “Yo maté a Lizz, maté a la adolescente de ensueño, lidien con ello”. Todos escuchamos gritar su confesión en el micrófono después de ser coronada reina del baile. Courtney pasaría a ser una foto en el anuario, un recuerdo de los días de gloria que seguramente no resultaría importante con el paso del tiempo. La vida es corta y luego te mueres.

JAWBREAKER: life is a bitch, then you die