Anecdotario del 2008
Por Carlos Román
Fotos Tony Solis
Tenía como 14 años cuando tuve mi propia computadora. En ese entonces, tener internet era opcional, era un pasatiempo, podía desconectarme del mundo virtual sin problema. Todos en mi secundaria usaban Metro Flog y platicaban horas por MSN, y yo no quería quedarme atrás; pronto me aburrí de eso y descubrí el mundo de Myspace. Ahí fue donde pude ver cómo vivían las personas que no estaban cerca de mí, entre adolescentes como yo, personas con fotos bonitas y casi famosas. Podía estar en contacto con quienes no me conocían y eso me gustaba.
En aquel tiempo Nylon México apareció y todos los meses mi hermana me compraba la revista. Yo la leía completa, hasta saberla de memoria, la llevaba a todos lados y anotaba a quienes desconocía: músicos/diseñadores/fotógrafos y después los buscaba en Google, escuchaba sus canciones, veía sus colecciones y hasta rastreaba sus perfiles en MySpace. Me gustaba saber lo que hacían y lo que pensaban, veía que llevaban una vida emocionante, bailando toda la noche.
Así recuerdo a Marvin y Quetzal, siendo extravagantes (para mí ellos son los culpables del print de cabeza humana usando orejas de Mickey Mouse), sus fotos tomadas en picada y con el flash extremo, como las del blog Diario de Fiestas. También aparecía Zemmoa con un mechón blanco o el pelo ondulado y los mejores looks, recientemente escuché su álbum de covers: ¡qué bonito le quedó!
En MySpace podías elegir una canción principal, cuando alguien entraba a tu perfil empezaba a sonar. Yo tenía “Bestia” de Hello Seahorse! y algunas veces la cambiaba por alguna otra de Quiero Club o de Porter, antes de que se saliera Juan Son. También podías publicar una descripción personal en tu perfil, Carlos Temores tenía una de mis preferidas, decía que era una persona que se enamoraba fácilmente pero que de la misma manera se desenamoraba.
Siempre quise tener uno de los cascos rojos y amarillos que hizo para su marca; años después, cuando leí que había muerto, me sorprendí a pesar de que nunca lo conocí ni había sabido de él en mucho tiempo. Las fotos amarillentas del lookbook de su colección con esos cascos las tomó Tony Solís, quien junto a Napoleón Habeica, era el fotógrafo del momento. Uno les tomaba fotos a chicos en poca ropa y el otro a chicas. Yo prefería sus editoriales, en las que hacía el estilismo
Vera Félix o Paola Viloria y las publicaban en Baby Baby Baby y Celeste.
TEAMO era una de mis marcas preferidas, Rafa Cuevas y Roberto Sánchez eran los guapos de la moda, su colección inspirada en el Día de Muertos todavía me persigue, con unas pulseras cuadradas transparentes y una calavera saliendo de ellas. También esa serie de camisetas con ilustraciones de celebridades, como Kate Moss y las Olsen, eso debería de estar en los libros de historia. Ellos terminaron por separarse, Roberto sigue haciendo ropa y Rafa hace música, como
Mancandy que ahora rapea.
Quien llamaba mucho mi atención era Alejandra Quesada, por no pretender ser cool, me gustaba ver cómo tenía claro lo que hacía y toda la estética que formó alrededor de su marca: arcoíris, tejidos, colores pasteles, animalitos en sus prendas. Todo esto antes de que se pusiera de moda vestirse como abuelita. Mi interés por la moda empezó viendo todo eso, fue mi primer acercamiento, estas personas estaban creando un camino propio porque todavía no existía uno, estaban en medio de un cambio importante y al mismo tiempo creaban más posibilidades para los demás sin darse cuenta. De muchos de ellos ya no sé nada, algunos ya no están relacionados con la moda, otros siguen haciendo cosas, aferrados. Si no, ¿cómo creen que se va a imprimir esta revista?
Ahora que ya no soy un adolescente me doy cuenta que nada era lo que yo me imaginaba pero todos ellos, sin conocerlos, me enseñaron sobre la moda y la vida. Besitos donde sea que estén.